Con el premio a la Ópera de Flandes (Bélgica) como la Mejor del Mundo 2019, Aviel Cahn cierra sus diez años frente
"Ser revolucionario es difícil hoy, prefiero la palabra innovador", comenta a Efe cuando se le comenta que la impresión que deja a su paso es la de ser un director que pretende revolucionar la ópera, sacándola totalmente de su zona de confort, como lo demuestra la programación que acaba de presentar para la temporada 2019-2020.
Cahn (Zúrich, 1974) impuso un cambio de tales proporciones en la Ópera de Flandes que este año batió a óperas como la de París y Viena y se hizo con el mayor reconocimiento en el medio operístico, lo que a su juicio "reconoce que una ópera con recursos limitados puede, con creatividad, ser innovadora".
Durante sus diez años al frente de esa casa, otros logros mayores fueron rebajar en casi veinte años la edad media del público, que cuando llegó se situaba en torno a los 65 años, así como diversificarlo, tumbando el mito de que la ópera es aburrida y para los mayores con bolsillos abultados.
"Yo quiero mover los límites de esta forma de arte, somos demasiado introspectivos y mi objetivo es abrir la ópera y dejar entrar en ella todas las formas de arte". Este género "no sólo es para los megalómanos, sino para todo el mundo", sostiene.
Reconoce que el peligro es el de "ser un espacio de repetición permanente, lo que he cuestionado a lo largo de toda mi carrera porque moverla hacia el futuro no es una revolución, es una necesidad".
El director responde a quienes temen que sus ideas para introducir el mundo digital en el repertorio desnaturalice la ópera que "el mismo Richard Wagner soñó sobre cómo usar las nuevas tecnologías de su tiempo en sus obras" y que "hoy es evidente que tenemos que utilizar de lo que disponemos"
"Mi objetivo es trabajar con artistas de luces, de vídeo, con directores de películas", adelanta, en una entrevista que concede a Efe momentos después de haber presentado los títulos de la próxima temporada, que inaugurará con "Einstein en la Playa", una obra de Philip Glass considerada entre las mayores creaciones musicales del siglo XX y que es un claro guiño al público joven.
"La ventaja de este género es que siempre tiene una historia que contar, pero ésta se puede hacer con pelucas barrocas y trajes históricos, o con una puesta en escena que ponga en evidencia la actualidad de temas eternos. Esto es lo que propongo".
"Parsifal o Aida pueden ser óperas muy modernas si se quiere", asegura.
Cahn ha dado a la temporada 2019-2020 el lema "Utilicemos la esperanza" porque considera que "vivimos en un mundo lleno de desesperanza y negativismo, y tenemos el deber de ayudar a salir de este círculo vicioso".
La ópera, un arte complejo en el que se integran teatro, música, canto y baile, "es buen reflejo de nuestras sociedades y democracias" y por esta razón "debe alentar ideas creativas, a favor del humanismo y contra de nacionalismos, populismos, del odio y la agresividad".
Cahn estuvo recientemente en Londres, ciudad que no le es para nada ajena, pero donde sintió una agresividad desconocida hasta entonces y que está convencido tiene su origen en el enorme desgaste político generado por el Brexit.
"Necesitamos tener esperanza en nuestras democracias, en lo que Europa representa", afirma.
La esperanza necesitan tenerla sobre todo los jóvenes, por lo que el director no sólo les propone una ópera asentada en el presente, sino asequible.
La ópera para jóvenes (a partir de 10 años) "Sueños Electrónicos", sobre la historia de un adolescente perdido en mundos virtuales y en la que se mezclan música clásica y cultura pop, es una prueba de la mano que la Opera de Ginebra tenderá a los más jóvenes.
Del lado del bolsillo también habrá una pequeña revolución gracias al auspicio de una aseguradora que permitirá rebajar de 29 (25 euros) a 17 francos (15 euros) cien asientos de la categoría más barata en cada función, lo que en Suiza equivale al precio de una entrada al cine.