Un romance prohibido y muchísimos traumas emocionales se convierten en el hilo conductor de una historia que pudo haber sido cliché, sin embargo, por la forma en que fue contada en la serie “El Guardaespaldas” (Jed Mercurio, 2018), te deja con una sensación placentera y a la vez dolorosa, que no se te quitará hasta su último capítulo.
A quien primero debes conocer es a David Budd (Richard Madden), un joven atractivo y discreto, quien ha tenido que enfrentarse a muchísimas adversidades, principalmente luego de volver de luchar en Afganistán.
Pese a tener una esposa de ensueño y unos hijos que lo quieren, David se encuentra sumergido en un abismo que le impide llevar una vida normal, lo que poco a poco se desencadena en una serie de problemas familiares, que como es de esperarse, terminaron en una separación con Vicky.
Por recomendaciones de su jefe, y en una especie de recompensa por sus excelentes servicios, él es asignado a jefe de guardaespaldas de la ministra del Interior, Julia Montague (Keeley Hawes), una mujer solitaria y con un temperamento difícil de soportar.
A través de primeros planos y cerrados, la narrativa de esta historia nos lleva a conocerlos mejor, saber sus motivaciones, y por supuesto a sentir el amor que comienza a surgir con ese convivir al que tuvieron que someterse.
Una amenaza terrorista proporciona el giro inesperado que nos atrapa y mantiene en vilo durante esos primeros seis capítulos. Se produce una muerte, que sumado a una persecución policíaca promete una segunda temporada llena de acción.
