De Londres a Veracruz: el nacimiento de una visión
Desde el corazón de Londres hasta las montañas entre Xalapa y Coatepec, el viaje de Casey es una historia de cambio, descubrimiento y sabor. Hace ocho años, su fundador dejó la vida citadina para comenzar de nuevo en un rincón tranquilo de México, sin imaginar que ese salto se transformaría en una propuesta gastronómica que hoy enamora a locales y visitantes.
De la tradición británica a la dulzura latinoamericana
Casey comenzó como una búsqueda de sabores. Las primeras recetas, inspiradas en clásicos británicos como los pasteles de carne y los encurtidos, pronto dieron paso a propuestas dulces más accesibles: muffins, galletas y pasteles como el carrot cake o el porter cake, que ganaron popularidad en el Café Jason, donde nació el concepto. Su clientela creció junto con la pasión por crear postres con alma.
Reinventarse en tiempos de pausa
Durante la pandemia, lejos de detenerse, el proyecto se profundizó. Su fundador tomó clases en línea con reconocidos chefs británicos como Ravneet Gill y Nicola Lamb. Fue entonces cuando conoció la tarta de queso vasca, un postre cremoso y caramelizado que no tardó en convertirse en el símbolo de Casey, siendo hoy uno de los favoritos de la región.
De cocina a experiencia
En 2021 abrieron un pequeño local en Plaza Bosque Briones. Y para 2022, con un espacio ampliado y la inclusión del café —infaltable en tierras veracruzanas—, Casey se consolidó como mucho más que una pastelería. Es un espacio donde el sabor se vive, se acompaña y se recuerda.
Un espacio donde cada detalle importa
Hoy, Casey no es solo un negocio gastronómico, es un proyecto de vida. Con ingredientes seleccionados con detalle, procesos cuidadosos y una hospitalidad auténtica, cada visita se convierte en un momento especial. Sin misión escrita, pero con una filosofía clara: hacerte sentir como en casa.